miércoles, 23 de diciembre de 2009


I giorni rubati

En una palabra, ¿no os ha pasado eso de leer levantando la cabeza?”
R.Barthes


-¿Qué pasó? –me pregunta Vittorio, dejando su libro sobre las rodillas.
Como no le contesto, insiste:
-¿Qué te pasó, mamá?
Me inquieta descubrir lo que puede ver de mí.
-¿Por qué me preguntás qué pasó?
-Porque te quedaste así, no sé, quieta…
Sé de qué habla, dice quieta porque no encuentra otra palabra para nombrar lo que pasó:
Yo leía, el pequeño libro de Pasolini en la mano y de pronto, levanté la cabeza, los ojos del libro, como si me hubieran llamado o herido.
Mi hijo dice quieta aunque hace más de media hora que los dos estamos quietos, leyendo.
Pero dice quieta porque no halla palabras, todavía, para decir el salto del alma, la conmoción, la agitación intensa que vio desplegarse dentro de mí en ese momento, cuando levanté la cabeza de la página.
Todavía no sabe cómo nombrar el peligro que acecha la siesta, en el living de la casa de la abuela, cuando estamos los dos en el sillón, cada uno con su libro.
Y sin embargo, pregunta y la pregunta devela que a sus nueve años ya descubrió que algo puede pasar mientras uno lee.
-¿Qué te pasó?
Su voz clara me trae de vuelta de la visión fugaz, del vacío de la poesía.
Busco el cuaderno y escribo I giorni rubati, como si fuera un título, mientras Vittorio vuelve a su Tierra de monstruos.
En la alfombra, la perra baja las orejas y se duerme.

Laura Forchetti
14 de diciembre de 2009